viernes, 9 de marzo de 2012

EL CAZO DE LORENZO

ATOCONOCIMIENTO: ¿Quién soy?

Es curioso empezar a reflexionar sobre esta inquietante cuestión y descubrir la gran cantidad de tiempo que empleamos en conocer e indagar sobre las personas que se encuentran en nuestro entorno más cercano y la poca dedicación que prestamos a saber realmente quién soy.
Esta pregunta tan sencilla de formular y tan difícil de responder se lo debemos, quizás, al miedo que desde pequeños nos han inculcado hacia el “desnudo” de la propia persona, del yo. Poco a poco, acabamos con este mito para valorar la importancia del autoconocimiento.
Para ser un buen carpintero primero se ha de tener unos conocimientos propios de carpintería, si no somos capaces de utilizar de forma adecuada nuestras herramientas nunca seremos capaces de llegar a fabricar un mueble.
Sin embargo, para ser un buen orientador y llegar a orientar, a guiar, debemos ser capaces de conocer a los demás, de conectar con las personas. Para ello, al igual que el carpintero, se debe dotar de un conocimiento previo, en este caso de autoconocimiento.
El autoconocimiento implica escoger las herramientas adecuadas en cada situación, conocer nuestros límites, nuestras metas, nuestros ámbitos de mejora, nuestras virtudes, y así ayudar a que otros se den cuenta de las suyas.
No podemos pretender que los demás se conozcan, si nosotros mismos no sabemos quiénes somos. Si queremos escuchar, primero debemos escuchar nuestro interior. Una vez tengamos adquirido el conocimiento sobre nosotros mismos, seremos capaces de acompañar en el viaje del autoconocimiento de los demás, haciendo que ellos también sean conscientes de sus puntos fuertes, de expresar sus sentimientos y enseñarles sus potencialidades.


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