miércoles, 11 de abril de 2012

LA FAMILIA

“Las arrugas” Pedro Pablo Sacristán




Era un día soleado de otoño la primera vez que Bárbara se fijó en que el abuelo tenía muchísimas arrugas, no sólo en la cara, sino por todas partes.
- Abuelo, deberías darte la crema de mamá para las arrugas.
El abuelo sonrió, y un montón de arrugas aparecieron en su cara.
-¿Lo ves? Tienes demasiadas arrugas
- Ya lo sé Bárbara. Es que soy un poco viejo... Pero no quiero perder ni una sola de mis arrugas. Debajo de cada una guardo el recuerdo de algo que aprendí.
Bárbara se le abrieron los ojos como si hubiera descubierto un tesoro, y así los mantuvo mientras el abuelo le enseñaba la arruga en la que guardaba el día que aprendió que era mejor perdonar que guardar rencor, o aquella otra que decía que escuchar era mejor que hablar, esa otra enorme que mostraba que es más importante dar que recibir o una muy escondida que decía que no había nada mejor que pasar el tiempo con los niños...
Desde aquel día, a Bárbara su abuelo le parecía cada día más guapo, y con cada arruga que aparecía en su rostro, la niña acudía corriendo para ver qué nueva lección había aprendido. Hasta que en una de aquellas charlas, fue su abuelo quien descubrió una pequeña arruga en el cuello de la niña:
- ¿Y tú? ¿Qué lección guardas ahí?
Bárbara se quedó pensando un momento. Luego sonrió y dijo
- Que no importa lo viejito que llegues a ser abuelo, porque.... ¡te quiero!

..................................................................................................

Me gustaría, hoy, acordarnos del colectivo que ha sido nuestro pasado, que conforma nuestras raíces y que muchas veces son olvidados, los abuelos.
Hoy día, parece que los abuelos estorban y que no sirven para nada, pero, ¿nos hemos preguntado alguna vez cómo se sienten realmente ellos al ver como cada día su autonomía se ve más reducida y qué hacen para afrontar esa problemática?
Al preguntarnos esa cuestión, mi grupo de trabajo y yo, decidimos realizar una entrevista a dos personas, realmente entrañables.
Gracias a ese trabajo, te das cuenta de que cada persona tiene una vida llena de energía que, aún en edades más longevas, sigue brotando aunque de diferentes maneras.
La vida te hace crecer y aprender cada día más, si cada uno de nosotros nos vamos a la cama cada día a día sabiendo algo nuevo, imaginaros la cantidad de sabiduría que contiene cada una de estas personas. No prestarles atención es desperdiciar una parte importante de nuestro pasado, de nuestra historia y de conocimiento.
Simplemente debemos respetarles y escucharles, interesarnos por ellos y que se sientan importantes, pues realmente lo son.
Si pensamos que son personas que no tienen ya nada que decir estamos realmente equivocados. No se trata de ocultar las arrugas sino de interesarnos por lo que hay detrás de ellas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario