domingo, 29 de abril de 2012

TÉCNICA DE LA TORTUGA

VAYA RABIETA


Roberto ha tenido un mal día y llega a casa de mal humor. Además para cenar hay espinacas, así que el niño termina en su habitación sin postre para que se calme un poco. Allí, Roberto conoce a Cosa (la ira), algo terrible que le sale de dentro que empieza a romperlo todo ¡si no la para a tiempo...!

A los niños les resulta difícil comprender y ser capaces de controlar sus emociones. Gracias a este cuento podemos comprender la importancia que tiene desarrollar desde pequeños una inteligencia emocional en el individuo permitiendo que éstos sepan reconocerlas lo que desencadenará un adecuado autocontrol. Sólo cuando el niño conoce y pone nombre a la emoción está en disposición de controlarla.
Las explosiones emocionales son normales pero la clave está en proporcionar al niño una serie de herramientas que permitan saber expresar las emociones de modo que no hagan daño a uno mismo ni a los demás.
¿Qué se puede hacer con los niños que fracasan por falta de habilidades para eliminar su frustración y sus rabietas?

Técnica de  la de la Tortuga.

Técnica basada en el “auto-control” y no en el control externo de la conducta disruptiva. Se puede enseñar al niño a controlar sus propias conductas disruptivas en lugar de que externamente se le controle. Se cree que el autocontrol es preferible al control externo porque:

1.     Es más fácil de enseñar y administrar
2.    Tiene más efectos a largo plazo
3.    Es una habilidad que se precisa para vivir en nuestra sociedad
4.    El niño está aprendiendo a coger responsabilidades por sí mismo y a ser independiente.
5.    Se le enseña a expresar y ejecutar sus necesidades de una forma apropiada.

Esta técnica utiliza la analogía de la tortuga, la cual como bien se sabe, se repliega dentro de su concha cuando se siente amenazada.
De la misma manera, se enseña al niño a replegarse dentro del caparazón imaginario cuando se sienta amenazado, al no poder controlar sus impulsos y emociones ante estímulos ambientales, etc.

En la práctica:
Se enseña al niño a responder ante la palabra clave “tortuga”, encogiéndose, cerrando su cuerpo, metiendo la cabeza entre sus brazos.
  Después de que el niño ha aprendido a responder a la tortuga, se lo enseña a relajar sus músculos mientras hace la tortuga. La relajación es incompatible con la elevación de la tensión de los músculos necesaria para mostrar una conducta disruptiva/agresiva y, por tanto, decrece la probabilidad de la ocurrencia de esta conducta.
Se enseña a utilizar las técnicas de solución de problemas para evaluar las distintas alternativas para manejar la situación que le ha llevado a hacer la tortuga. Esta tercera parte de la secuencia TORTUGA-RELAJACION- SOLUCION DE PROBLEMAS se puede enseñar de distintas formas, en un grupo de discusión, contando una historia, modelando, haciendo role-playing y con refuerzo directo, etc. Se instruye a los niños en cada paso de la técnica hasta que tengan el dominio de la misma y entonces se puede pasar a la etapa siguiente. De esta manera, paso por paso, queda asegurado que todos los niños han aprendido el procedimiento.

La técnica de la Tortuga puede ayudar a los niños a aprender a expresar sus sentimientos. Cuando un niño impulsivo da golpes sin mirar a quién, puede estar expresando una emoción legítima pero de una forma inadecuada y las consecuencias que se derivan de su acción pueden ser negativas para él y/o para los otros. Con la técnica de la Tortuga se enseña al niño a canalizar la expresión de sus emociones de una manera apropiada. En esencia se trata de enseñar la distinción entre aserción y agresión.

El dominio de la técnica de autocontrol puede también alentar la autoestima o amor propio de los niños por diversas razones:

1. Son ellos quienes están aprendiendo a controlar sus propias conductas sin tener un agente externo que lo haga.
2. No se perciben por más tiempo como “malos” y reciben feedback positivo del profesor.
3. Tienen sentimientos más adultos porque están usando solución de problemas, en vez de dar rienda suelta a sus impulsos.



 

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